Todas las tardes podrían
ser delirios de amor contigo. Todas las armonías de la flauta, que
sopla el viento de la sabana, podrían encontrar nuestros oídos
sordos; sordos por el chillido de nuestros besos carnosos. Te voy a
comer la boca como a un fruto dulce, como devorando mil fresas de las
praderas, mientras observo un abismo cuyo fondo está cubierto de
flores.