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miércoles, 23 de enero de 2013

La brisa nocturna de Puerto Ordaz.

   Lo que es un placer para uno es algo absurdo para otro. Yo, por ejemplo, disfruto sacar mi cabeza por la ventana del bus de mi universidad, en especial por las noches de estudio. La brisa nocturna, las luces de mi ciudad, el ruido de los autos que pasan a toda velocidad ante mi mirada que reluce y se emociona como la de un niño. Sueño que mis ojos son una cámara de video, y trato de filmar las mejores tomas posibles para la película de mi vida; y así, al llegar a casa, antes de irme a dormir, poder reproducir cada toma y alejarme hacia mi soledad y mis sueños agridulces. 

martes, 15 de enero de 2013

Cómo me gusta ser envenenado



Te iba a invitar un café. La ciudad me abrumaba con su terquedad y la multitud no dejaba que viese tu rostro lleno de soledad. El humo tóxico de la ciudad para todos es como el oxígeno, para mí es aire podrido, pero me alegró escuchar tu voz entre la jauría. Te busqué como un loco en esta pequeña ciudad, que muchos llaman pueblo abandonado. Mi búsqueda del tesoro perdido. Una recompensa que huye sin saber por qué, o que simplemente se esconde de mí porque nadie merece sus riquezas.

jueves, 3 de enero de 2013

Las noches en mi celda




Trato de no pensar en los gritos de afuera. No solo son los gritos, también escucho golpes y alaridos de animales. Ya no sé qué tiempo tengo aquí encerrado; perdí la cuenta de los días, de las horas. Me alimentan, me bañan, se aseguran de que esté en buenas condiciones. Lo han hecho por un largo tiempo. No lo entiendo. ¿irán a matarme? ¿Formaré parte de aquellos gritos y alaridos que escucho a lo lejos, afuera de mi celda? Siento como si me preparasen para algo.