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martes, 30 de octubre de 2012

Me gusta escribir porque...

    

Me gusta escribir porque es mi manera de desahogar la marea de pensamientos en la que a veces me encuentro asfixiado. Escribo para mi, y así debe ser siempre. Pero a pesar de eso soy auto-critico: no siempre me gusta lo que escribo, y cuando pasa trato de arreglar lo que escribí, añadiendo, modificando hasta que esté satisfecho con el resultado.

Me gusta escribir porque es la manera que encuentro de desechar sentimientos que no necesito mantener en mi mente, pues en papel (o en un blog) se ven mucho mejor. Sobrecargar mis pensamientos me llevará a la locura algún día, así que pienso que es mejor plasmarlos en otras partes fuera de mi cabeza, para así poderla ocupar en situaciones más necesarias.

Me gusta escribir porque siento que es bonito "Crear" algo a partir de mis emociones. Cuando veo algo que de alguna manera yo mismo diseñé, ya sea algún dibujo, garabato, poema, monologo etc, me siento de alguna manera orgulloso de mi creación. Como diciéndome a mi mismo: "Esto es exactamente lo que quería plasmar" o "Esto es exacto lo que siento en este momento", y es ahí donde entra esa sensación de desahogo, como si me quitase un peso de encima. Todos tenemos nuestras maneras de salir un rato de la rutina, para aclarar nuestra mente. Algunos hacen ejercicio, a otros les gusta ver películas para luego criticarlas, muchos pintan, bailan, otros son músicos...

Tener un "algo" en el que puedas pasar horas y no sentir que pierdes tu tiempo mientras lo haces porque es algo que de verdad te gusta, es realmente estimulante.

domingo, 28 de octubre de 2012

Viejo


La locura que desató la anciana
 las visiones sobre cómo florecían las petunias
recuerdos que envidia
momentos que añora.
En otros mundos vio lo bello que eran las playas de cuba.
El puerto abrió sus mares, este escupió en sus aguas
cuando crece se encuentra con el diablo
ni siquiera este le dirige la palabra.
Inclusive el demonio en persona aprecia el calor de las llamas.
El corazón le falla
el viejo muere riendo 
risas desdentadas.
Viejo, nunca amaste lo que te dio la vida.
Viejo, la gente no extrañará tus palabras. 

viernes, 26 de octubre de 2012

Fragmento de Algo.





Todas las mañanas eran lo mismo para Matías: todo se resumía en comer su desayuno, despedirse de su madre e ir al colegio. Esa mañana en particular iniciaba su curso en sexto grado de primaria en la escuela situada a unas cuadras de su casa. Como su mamá ya lo consideraba un "hombrecito", lo suficientemente inteligente para no hablar con extraños ni aceptar nada que le ofrecieran en la calle, lo dejaba caminar solo hasta el colegio desde hace ya un año. Y la señora estaba en lo correcto: su hijo era el mejor de la clase, el mas atento, el mas estudioso de todos los niños, uno de los mejores estudiantes del curso, tanto así que ya habían especulaciones de lo bien que le iría en el futuro a Matías si seguía así con los estudios.
 
Todas las mañanas eran lo mismo para Matías, pero había algo en aquel día que lo hacía ver diferente. Quizás era el mal tiempo que hacía, o que a su madre se le había olvidado prepararle el desayuno y le dio dinero para que comiera en la cantina, cosa que no le gustaba hacer, ya que prefería que su hijo comiera sano y en casa. Comenzó su andar hacia el colegio, el aire frío a su alrededor le recordó que había olvidado su suéter de lana en casa, pero no quiso devolverse a buscarlo, se sentía lo suficientemente valiente para ganarle a aquel viento helado.
 

domingo, 21 de octubre de 2012

Bruja

Mis ojeras me delatan.
Son abanicos grises, que expresan las pocas horas de sueño.
El sueño que alguna vez tuve sobre tu figura desnuda.
se borra en mi mente de soñador.
Y busco alguna excusa para llamar la atención que antes recibía
de tus ojos;
 de aquella mirada de océano azul marino.
Entonces recuerdo la época de lluvia, con los bailes paganos.
sombras que vuelven ante mí y que cantan canciones de cuna
para que pueda cerrar mis ojos, como solía antes hacer.
Mucho antes de haberte conocido, antes de que me embrujaras 
con tu mirada.
 una sonrisa es suficiente para convertirme en reptil.
En esclavo de un sentimiento que me encadena a tu iris. 
Los lobos empiezan a oler su presa
y yo huyo de la sensación que provoca la carne de tus labios.
De ambos labios. 
Que alguna vez susurraron mi nombre, como una canción de cuna
para que cayera en tu tela de araña.
E iba a hacerlo, pues es casi imposible ignorar tu voz melodiosa
pero al final recordé que solo existes en mis terribles pesadillas,
donde caigo en eso que los viejos llaman "amor"
y que derrota hasta la más valiente de las almas y a el más fuerte de los caballeros.

martes, 16 de octubre de 2012

Lluvia nocturna

Es la misma acera en la que me senté hace unos meses, sigue fría como la recordaba. Son los mismos fantasmas que me acompañan esta noche. Soy como un niño pequeño  que espera un carrito de helados, tratando de oír a lo lejos la música aturdidora y molesta, que indica que se acerca aquél señor barrigón que los vende. Sigo esperando, sentado. Sigo sin ver un alma pasar por la calle, como si esperase un milagro, algo que ni los científicos creen. El halo que rodea la luna me sonríe, me da esperanzas, me cuenta chistes y anécdotas de hombres que han estado sentados en el mismo lugar; historias graciosas y trágicas. Halo, sigue sonriéndome esta noche, que espero a que pase un milagro. Ni un alma ha pasado por este camino en años. Solo mi cuerpo moribundo sediento de lluvia nocturna.

lunes, 8 de octubre de 2012

Columpio

De alguna manera, me encuentro en el columpio donde te di aquel empujón. Un parque donde de niño acostumbraba jugar. Yo, de pequeño, me columpiaba donde estoy sentado ahora; solo que en aquellos tiempos no pensaba demasiado las cosas. Mis preocupaciones se basaban en qué tan alto podía columpiarme, o qué tan tarde podía llegar a mi casa sin recibir regaño alguno. Quería llegar a la luna, rozar el sol, bajar una estrella. Hoy en día lo recuerdo y me parece absurdo, ya ni ganas tengo de columpiarme. El asiento permanece inmóvil con mi persona encima, veo como atardece y el cielo cambia de color. Recuerdo que de niño este cielo naranja indicaba la hora de irme a casa. Hoy en día es solo una excusa para recordar tiempos que parecen muy distantes.
En un mundo lleno de tiranía, éramos ángeles, buscando algún significado para esta guerra. Tratando de esquivarlos, evadirlos. Inocentes que caían a los pies del rojo, como palomas muertas. Jóvenes lloraban, adultos se enfurecían, ángeles caían. ¿Qué es lo que querías decirme? Me quedaré con la duda. ¿No es mejor hablar antes de que todo desaparezca, antes de que caiga la bomba? No podemos negarlo, éramos ángeles, viviendo en un paraíso en blanco y negro, y en un mundo donde se nos ha cosido la boca.

jueves, 4 de octubre de 2012

Soldado

Cada día.
Es triste ver a aquellos que disfrutan verte.
Cada día, mi corazón se alimenta de esperanzas de papel maché.
Y me molesta.
Me molesta pensarte y que de mi boca no salga ni una palabra.
Solo suspiros
suspiros que el viento secuestra 
pues este me arrebata la valentía.
Cada día,
más que todo los viernes,
pienso en las posibilidades que tuve de decir que te amo.
Y me arrepiento.
Pues estás lejos y no hay manera de que el viento te lleve mis palabras.

Los indios cantan canciones de lluvia.
Los niños ríen sin temor a la muerte. 
Las gotas y aquellas carcajadas golpean mi ventana 
cada día.
Y ya no puedo esperar a verte.

Como si alguien pusiera rocas en mi espalda,
una cada día que pasa.
Corro en dirección a la nada.
La nada es callada,
Solo existe tu voz
y es ahí donde muero suspirando.