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lunes, 15 de mayo de 2017

Soy Raúl


Foto: Raúl Vejar Williams



Soy un intenso.  Los que me conocen, lo saben. Y me critico por eso, porque me aferro a la gente. Y podría volverme loco, perderme en la locura que tanto idolatro y que se alimenta de la lluvia y días como hoy en los que el sol no está; me lleno los pulmones de nuevo del azul grisáceo que ilumina mis esquinas, mis ojos llorosos, mis anhelos de veinteañero. Qué muchacho, dicen muchos. Qué inestable. Pero soy Raúl. Y no dejaré de serlo. En las rupturas, en la sexualidad, en los crímenes que cometo en mi mente contra mí mismo. Y en realidad me hago tanto mal. Pero pertenezco a mis mundos, a mis pulmones que ensucio, a las páginas en blanco de ideas perdidas. Parece que siempre escribo para los otros, por otros, porque a ellos me aferro como un niño recién destetado. Soy el primo borracho, el amigo llorón, el que no acomoda la ropa, el que no culmina sus proyectos, el deprimido, el ansioso, pero también el que sueña despierto, el que anhela lo mejor para los demás. Soy Raúl, chamo. Y la verdad es que escribo solo para mí y llenaré páginas de mi narcicismo, y escribiré libros gruesos que a lo mejor nadie lea. ¿De qué sirve? Me pregunto, se preguntarían. Si en las palabras sin sentido nadie se identifica. Soy Alexis también, en los peores momentos, y en los más dulces cuando abrazo a mis amigos, cuando extraño a los que ya se fueron de mi lado. Y soy Vejar cuando tengo que serlo; cuando se cansan de mí y cuando me aman. Y este texto será lo que es como mi vida. Y lo Williams me brota de los poros, cuando me muero en la ansiedad de un beso o una caricia, cuando mi corazón se enternece porque veo lo bello del mundo: a mi madre, a mi padre, a mis novios, a un perro que en su pobreza y hambre se acerca para que le den amor sin pensarlo mucho. Solo soy este azul en la lluvia del lunes, también el humo que sale de mi garganta y que me matará algún día.  Soy Raúl. ¿Para qué mentirles? Soy esto, y más. O menos. No voy a fingir no ser un intenso, o no ser un romántico, o no ser un necesitado de la cercanía de los otros porque me mentiría. Estoy cansado de mentirme. Raúl, en el mundo. Raúl en mis fantasías. Raúl en mis libros. Raúl en la hoja en blanco. Raúl en la prensa. Raúl en un motel. Raúl universitario. Raúl triste por la distancia que me separa de los otros, en los lugares repletos de personas interesantes que me da miedo conocer. Me parieron pensando en un rey de hierro. Pero crecí para ser esta sombra que escribe y que a veces busca su luz en las palabras. Soy Raúl, el que escribe. Dejaré de mentir, a ver si alguien me soporta. 



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