Foto: Raúl Vejar Williams |
Soy
un intenso. Los que me conocen, lo
saben. Y me critico por eso, porque me aferro a la gente. Y podría volverme
loco, perderme en la locura que tanto idolatro y que se alimenta de la lluvia y
días como hoy en los que el sol no está; me lleno los pulmones de nuevo del
azul grisáceo que ilumina mis esquinas, mis ojos llorosos, mis anhelos de
veinteañero. Qué muchacho, dicen muchos. Qué inestable. Pero soy Raúl. Y no
dejaré de serlo. En las rupturas, en la sexualidad, en los crímenes que cometo
en mi mente contra mí mismo. Y en realidad me hago tanto mal. Pero pertenezco a
mis mundos, a mis pulmones que ensucio, a las páginas en blanco de ideas
perdidas. Parece que siempre escribo para los otros, por otros, porque a ellos me aferro
como un niño recién destetado. Soy el primo borracho, el amigo llorón, el que
no acomoda la ropa, el que no culmina sus proyectos, el deprimido, el ansioso,
pero también el que sueña despierto, el que anhela lo mejor para los demás. Soy
Raúl, chamo. Y la verdad es que escribo solo para mí y llenaré páginas de mi
narcicismo, y escribiré libros gruesos que a lo mejor nadie lea. ¿De qué sirve?
Me pregunto, se preguntarían. Si en las palabras sin sentido nadie se
identifica. Soy Alexis también, en los peores momentos, y en los más dulces cuando
abrazo a mis amigos, cuando extraño a los que ya se fueron de mi lado. Y soy
Vejar cuando tengo que serlo; cuando se cansan de mí y cuando me aman. Y este texto será lo que es
como mi vida. Y lo Williams me brota de los poros, cuando me muero en la
ansiedad de un beso o una caricia, cuando mi corazón se enternece porque veo lo
bello del mundo: a mi madre, a mi padre, a mis novios, a un perro que en su
pobreza y hambre se acerca para que le den amor sin pensarlo mucho. Solo soy
este azul en la lluvia del lunes, también el humo que sale de mi garganta y que me matará
algún día. Soy Raúl. ¿Para qué
mentirles? Soy esto, y más. O menos. No voy a fingir no ser un intenso, o no ser un
romántico, o no ser un necesitado de la cercanía de los otros porque me
mentiría. Estoy cansado de mentirme. Raúl, en el mundo. Raúl en mis fantasías.
Raúl en mis libros. Raúl en la hoja en blanco. Raúl en la prensa. Raúl en un
motel. Raúl universitario. Raúl triste por la distancia que me separa de los
otros, en los lugares repletos de personas interesantes que me da miedo
conocer. Me parieron pensando en un rey de hierro. Pero crecí para ser esta
sombra que escribe y que a veces busca su luz en las palabras. Soy Raúl, el que
escribe. Dejaré de mentir, a ver si alguien me soporta.
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