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martes, 9 de mayo de 2017

Nuestro quiebre

Vladimir Kush, "Amanecer en el Océano" (2000)



     En el primer día de nuestra relación, compramos una botella de un licor extraño pero sabroso. Y nos embriagamos con ella entre largas charlas. Pasó un año y sigo con la resaca de esa borrachera, pero ahora te cuento que...

     En la esquina de mi habitación me acompaña una sombra. Es mi amiga y me quiere mucho. A veces jugamos a escondernos, pero siempre me consigue en el armario. Conoce mis lugares favoritos. Cuando me río, ella se ríe; cuando callo, ella calla. Cuando lloro, se hace más grande, como un globo que se alimenta de aire. Hoy la miré, cauteloso, con los ojos llorosos. No sé si me miró, porque la oscuridad tapaba su mirada. Me quedé helado cuando noté su furia; aumentó de tamaño mientras yo respiraba agonizante. Se dio cuenta de un detalle importante: me enamoré de otro espectro. De otra sombra... Con tu nombre.

     Ahora corro por un sendero rocoso y empinado para llegar a una meta dudosa. Esa meta es, cariño mío, de mente brillante, presumido como nadie, tu corazón. Ese que alegas alcancé desde nuestro primer hola, pero nuestras peleas demostraron la gran distancia en la que me encontraba de ti. Me quedé a medio camino sin darme cuenta. Hoy tú ríes o lloras (no puedo distinguirlo) desde las alturas de la histeria mientras que el sol se oculta, para que la noche que tanto adoramos, en ese cielo con nubes que idolatras, te arrope como al niño-hombre que eres. Nos separamos y está oscuro, negro. No se ve el camino en el sendero.

     Y los pensamientos de este hombre no tienen descanso. Mi ansiedad es la Madre de todas las ideas que me perturban, enviadas desde el corazón al cerebro. En la autodestrucción me hallo y me doy cuenta de que sí somos parte del mundo. Del mismo, inclusive. Y así realizo que me consumo y ahora soy ceniza. No voy a llorar. Hoy no. No ahora que soy consciente del estallido de la burbuja fantástica que materialicé a los ocho años. Hoy, sin descanso, soy tan real como tú que lees esto.

     Se quebró la botella rara de vodka con mojito, pedacitos se incrustaron en mi pie y me saco uno todos los días. Barrí lo que quedó del resto. 



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