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viernes, 24 de mayo de 2013

Mi Almohada y mis Poemas



 

Qué manía mía la de obsesionarme con tu aroma. Un recuerdo que viene solo, como las memorias que no podré compartir contigo nunca más. Me pongo de rodillas en el frío cuarto que hoy en día refleja lo que ha sido de mi vida. Cómo lloro ante el recuerdo de nuestras risas en la cama. Pero me calmo cuando huelo mi almohada, que aún conserva tu aroma y parte de tu vida, la vida que dejaste atrás, atormentándome en silencio. Mis poemas y poemarios gritan por ayuda pues ya no hay nadie quien los lea; quien los lea llorando, ni sonriendo. Ya no hay quien se emocione con mis filosóficos versos. Por las mañanas lo único que me calma es el café. Por las tardes ninguna de mis historias me convence. Pero las noches se vuelven mares, océanos, donde nadan peces que me traen recuerdos de tus labios suaves, de la calidez de tu pecho y del amor que tú un día me brindaste. El amor que un día me brindaste me dejó marcado. El amor que un día me brindaste es el creador de miles de versos que no paran de hablar de lo feliz que creí que era. Son aquellos versos que narran nuestras vidas como fieles conocedores del mundo y del amor.

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