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sábado, 26 de abril de 2014

De Un Viajero a Otro...



Todas las tardes podrían ser delirios de amor contigo. Todas las armonías de la flauta, que sopla el viento de la sabana, podrían encontrar nuestros oídos sordos; sordos por el chillido de nuestros besos carnosos. Te voy a comer la boca como a un fruto dulce, como devorando mil fresas de las praderas, mientras observo un abismo cuyo fondo está cubierto de flores. 



   Suena crocante aquél fruto al morderlo -son tus labios-, deja salir su vida y su sabor a un amor dulzón que me empalaga el alma. 

   Caes sobre mí como la niebla de las mañanas; despiértame con tu frío y únelo al mío. Busquemos el calor en lugares distintos del mundo mientras la alegría nos encuentra a ambos para jugar de nuevo a las escondidas. Que tu cariño me empape como el rocío, que tu melancolía me busque y me encuentre.

   Cuéntame tus historias más ocultas y verás el paraíso a mi lado, mientras pinto cuadros de tu alma y de las praderas con aquellos lóbregos amaneceres que en tu mente escondes. No hace falta hablar cuando la belleza nos ciega. 

   No hay nada que decir, pues, el viento lo dice todo. El silencio es compañía cuando sentimos lo que ahora sentimos y cuando vivimos uno al lado del otro conociendo el mundo. Y conoceré tus mundos -y los míos, que en ocasiones se llenan de fantasmas- con tan solo una mirada directa a las aguas que escurren de tus ojos -tus ríos de melancolía que derramas sin querer-.

   Todas las tardes podrían ser delirios de amor, y todas las noches podrían llenarse de pasiones sin freno. Se escuchan canciones en el fondo nocturno: melodías solemnes, letras que se apiadan de nosotros. Cantemos junto al viento, amor mío; no importa si desafinamos. Viajando y riendo se nos va la vida.


1 comentario:

  1. llenaste de colores y texturas el lienzo blanco de mi mente... magnifico amigo mio.

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