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miércoles, 27 de agosto de 2014

Sigo fumando





Inhalo de mi cigarrillo en este bar inmundo, donde pienso muchas cosas de cuando estaba vivo. Profundo olor que me proporciona algo de vida, café con leche y algo para endulzar los tragos amargos con los que inicié el día. Ahora mismo escribo mil versos sin sentido, en una libreta que creí haber olvidado hace mucho tiempo, cuando estaba vivo. Exhalo la vida en una pantalla de humo.

Viejos son los olvidos, nuevos los recuerdos. Exquisitos son los pensamientos en los que te imagino bebiendo de mi whisky, néctar que aprecio más que la vida misma, pero menos que tu presencia inmaculada. Y qué tremendo susto me das al mover tus alas y elevarte lejos, dejándome sin mi aire ni mis cigarrillos.

La tristeza me marea más que el alcohol, menos que tus ojos pero muy potente es el veneno. Tomo de todo algo bueno, algo viejo, algo usado. El azul lo tienes tú en tu halo. Me veo persiguiendo perlas a la luz de la luna, estrellas caen mientras corro, toman un viaje a otro mundo. Sigo fumando.

Se desgasta el papel mientras te espero y se me acaban los cigarros y el alcohol. Ya no me queda dinero para las propinas. Escucho un tiroteo afuera: alguien murió; me pregunto si fui yo.

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