Change Language

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Ya no confío en ellos





Primeros apuntes de mis miedos:

No he podido dormir en días y noches. Y no le he contado a nadie al respecto. Ya perdí la noción del tiempo. Cuántos días, cuántas horas. Me miro en el espejo de mi baño, lo que veo no es nada alentador. Mis ojeras son como hamacas, pintan mi cara pálida. Ya no sé en qué pensar. Siempre fui escéptico con este tipo de situaciones. Pero ya no más. Ahora creo, creo en la vida después de la muerte. Creo en otros planos astrales. Creo, creo, creo. Creo en lo paranormal, y tengo miedo. Tengo miedo de enfrentarme a ello. Se alimenta de mis temores, de cada grito que suelto al despertar. Cada moche es igual de aterradora. Cada día es igual de agotador.
 
Ya deben ser como la 1:15 am. Sigo sin cerrar los ojos. Dejé mi medicación, trato de obligarme al sueño yo solo. Pero es difícil cuando sabes que estás siendo observado. Es difícil si ves siluetas. Hay sombras que salen de la nada y me saludan, como si fuesen amistades mías, como familiares que tengo tiempo sin ver. 

Ya no caigo en esos trucos. Las primeras noches sin dormir oía risas, y aquellas siluetas me saludaban. Pensé de inmediato en que eran entidades amigables, pero mi manera de ver a aquellos seres cambió una noche: Mientras apagaba las luces de mi apartamento empecé a oír pequeños golpeteos en la cocina, como si alguien tocara la madera de los gabinetes con el puño. Fui enseguida a ver qué causaba aquel sonido. Prendí la luz de la cocina. Nada. Nada ni nadie. Apagué las luces y me fui a acostar. En lo que agarraba el sueño, volvió aquel sonido: TOC TOC TOC TOC. Cuatro veces. Salí disparado de la cama, hacia la cocina. Una vez más prendí las luces. 

Una vez más me encontré con la cocina vacía. Con un tono burlón, comenté en dirección hacia nada en específico: “Déjame dormir hoy, pana”. Lo siguiente que pasó me dejó marcado de por vida... Algo, alguna fuerza, me tomó del tobillo. Perdí el equilibrio y me encontré ante el suelo de la cocina. Reaccioné de inmediato. Me di la vuelta, solo se veía el oscuro pasillo que daba a la sala. Me levanté lo más rápido que pude, pero de nuevo sentí otro toque. BUM. Caí al suelo de nuevo. Esta vez no fue un empujón, fue un golpe en mi espalda. Entré en pánico, mis ojos se llenaron de lágrimas que me negué a soltar. Y una vez más traté de levantarme. Pero aquella cosa era más rápida que yo. Caí al suelo de nuevo, pero el ataque no se detuvo ahí. Ahora halaban de mi tobillo izquierdo, y empezaron a arrastrarme por el pasillo que daba hacia la sala. Nunca había sentido tanto miedo en mi vida. Nunca me había sentido tan impotente. Mi cuerpo se golpeaba contra mesas, y paredes; me batía violentamente por todo el suelo. Grité. Pedí ayuda. Y aquellas lágrimas que reusé soltar anteriormente, salieron por sí solas. Nunca había sentido tanto miedo. Nunca.
 
Y ahora aquí me encuentro. Acostado en mi cama, con todas las luces de mi hogar encendidas. Son la 1:16 am. No sé cuánto tiempo ha pasado, no sé cuántos días, pero sigo alerta por si algo más pasa. Rogando para que acabe esta pesadilla, y al fin poder dormir.






No hay comentarios:

Publicar un comentario