Las olas. Siento que llevo un océano en mi pecho. Las olas no son bondadosas conmigo. La playa de mi alma presume un cielo azul los días de semana, excepto los viernes.
Los viernes son de tormenta. Las olas de un mar negro azotan el rompeolas de mi pecho, ahogan a los marinos de mi alma, llevándose al pez enmarcado en mi sala de estar, que alguna vez llamé 'seguridad'.
Me gusta recordar los cielos estrellados de la costa, sin nubes, sin lluvia. Lo que anhelo ver es tu sonrisa, caminando por la playa de mi cuerpo, que siempre quiso ser tuyo.