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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Psico-riasis

Es frío lo que hace en este cuarto; Cuando abro la puerta se escapa junto con mis depresiones. Con la piel erizada, lucho, entre cráteres escamosos y picores. Hace frío. Con todo y eso las lágrimas escapan libres sin darme cuenta, y no se congelan al caer al suelo, sino que se disuelven junto con alegrías que creí únicas en un universo donde el todo es más que palabras, y menos que miradas, pero equitativas a una noche sin dormir, donde me come la piel el parásito que llevo años cargando. Los estigmas personales, físicos y emocionales, hundidos en sonrisas, en canciones, en versos. Necesito un complemento circunstancial de tiempo y otro de olvido, con dos tazas de hidratación para mi piel, y miel para un mal sabor de boca al verme en los espejos de mi casa en ruinas pero bien decorada.  Deseados cuerpos de atenienses o espartanos, luchadores en cuerpo y alma del areté; envidia de mis soles por sus pieles brillantes. Si pudiese copiar y pegar mis estigmas lo haría en otra vida, cuya carpeta se pueda olvidar en confines de un disco duro irreparable y descontinuado. Pero no es fácil adaptarse cuando hay tanta belleza en el mundo y sabes que jamás serás parte de aquella belleza física de la tierra. Pero eres bello en el cosmos de tu mente, donde navegas en las estrellas y galaxias, únicas de tus mundos; con los seres que ven lo lindo en tu persona y que intentan quitarte esa venda de los ojos que te impide ver más allá de aquella piel inestable, gastada, y triste; que no define quién eres realmente. Y que nunca lo hará.


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